18 de diciembre de 2010

La infamia interesada y la defenestración: el desastre de un pueblo y la tragedia de un cineasta.



La sociedad Thule fue una organización cultural creada en el año 1918 en Alemania por el barón Von Sebottendorff (1875-1945). Su principal interés era el conocimiento del origen étnico de la raza blanca, llegando a establecer su situación geográfica primigenia en la región escandinava. Sus contenidos esotéricos y sus formas parecidas a la masonería la hacían participar de elementos ocultistas. Sin embargo, pronto otros miembros que se adhirieron a ella fueron utilizándola para otros objetivos diferentes, especialmente políticos. Ante una revuelta social producida en Baviera en el año 1919 organizada por algunos de sus miembros más rebeldes, el barón fue responsabilizado luego de los altercados y tuvo que abandonar Alemania. Pero la sociedad cultural continuaría dirigida ahora con otros criterios distintos, más políticos que culturales y con los que comenzarían en los años veinte a ser cristalizados en el futuro Partido Nacional Socialista Alemán. Uno de sus líderes entonces pasaría a ser Dietrich Eckart (1868-1923), que pronto reclutaría al alemán de origen báltico (Estonia) Alfred Rosenberg (1893-1946).

Con los años Rosenberg pasaría a ser miembro del partido nazi (NSDAP) y defensor de las teorías antisemitas más radicales. En su ascenso en el partido alemán llegaría a ser Jefe de los Servicios Exteriores, una ocupación donde empezaría a interesarse por la cultura europea. Llegaría a idear la apropiación de los bienes artísticos de los pueblos invadidos. Cuando París fue tomada por los nazis en el año 1940 Rosenberg conseguiría expoliar casi todo el patrimonio artístico francés. En julio del año 1940 se crearía la EER (Einsatzstab Reichsleiter Rosenberg), una dependencia del Servicio Exterior alemán especialmente dedicada a la apropiación de bienes culturales. Entre los años 1933 y 1945 se llegaron a expoliar (tanto por la EER como por otros jerarcas nazis) un total de 650.000 obras artísticas. Fue ordenado por Hitler, un aficionado al Arte que, en sus años de juventud, pintaría algunos cuadros y admiraría a muchos grandes artistas. En noviembre del año 1940 Alfred Rosenberg envío a Alemania una carta que decía: Me agrada poder informar al Führer que la pintura de Vermeer (El Astrónomo) ha sido encontrada entre las obras incautadas a Rothschild.

En los inicios del cine mudo norteamericano uno de los primeros cómicos que tuvo la oportunidad de lanzar al estrellato fue a Roscoe Arbuckle (1887-1933). De gran personalidad y dotado de una especial agilidad, a pesar de sus 120 kilos de peso, conseguiría que el público le adorase.  Fue el primero en obtener ganancias de más de un millón de dólares al año en ese nuevo mundo de sueños e imágenes. Pero la fatalidad quiso que en una fiesta en el año 1921 en un hotel de San Francisco una de las participantes, Virginia Rappe (1891-1921), tuviese un desvanecimiento fatal que, días más tarde, le acabase provocando la muerte. Fue acusado Roscoe -falsamente- por una amiga de Virginia de haberla violado brutalmente. Arbuckle sería detenido, juzgado y absuelto finalmente. Pero ni el público ni las productoras le perdonaron jamás. Tuvo que cambiar su nombre y sólo poder dirigir así algunas películas. Hasta que un fatídico ataque al corazón acabara con su vida en el año 1933.

Al acabar la Segunda Guerra Mundial se establecería el Tribunal Especial de Nuremberg para juzgar a algunos responsables de los crímenes nazis. Alfred Rosenberg sería condenado además de por sus actividades culturales fraudulentas por ordenar crímenes contra la población. Fue sentenciado a morir en la horca en el año 1946. Su verdugo fue el sargento norteamericano John C. Wood (1903-1950), un suboficial que había ejecutado a militares antes de la guerra y que en Nuremberg participó en varias ejecuciones. En toda su vida ejecutaría a unos 347 condenados. Poco después de la guerra fue trasladado al Pacífico, donde moriría accidentalmente electrocutado por unos cables de alta tensión. Nunca se supo, realmente, si alguna maldición de sus ejecutados tuvo o no que ver en su final dramático...

Estas son sólo dos historias que muestran la infamia y defenestración de un pueblo -el judío- y de un hombre -Arbuckle-. Estos son ejemplos de algunas de las injusticias más ignominiosas que los prejuicios, los intereses espurios, las envidias, los celos o la falta de rigor con los demás, hicieron que la tragedia condicionaran sus vidas fatalmente. Donde unos seres malvados, los viles ejecutores ideólogos -todos, los evidentes y los no tanto-, elevados en jueces inflexibles y endiosados decidan ahora la trágica suerte o la terrible indignidad de sus fatídicas víctimas. El filósofo inglés del siglo XVI Thomas Hobbes dejaría escrita esta sentencia terrible: El hombre es un lobo para el hombre. Algunos han podido comprobarlo así a lo largo de toda la historia humana.

(Cuadro expoliado por los nazis en 1940, El Astrónomo, del pintor holandés Vermeer, posteriormente retornado a su propietario Edouard Rothschild, y cambiado al Estado francés por un pago de impuestos años después, actualmente en el Louvre, París; Fotografía del cómico americano Roscoe Arbuckle; Fotografía de Arbuckle y Buster Keaton; Fotografía de Virginia Rappé, 1920; Fotografía de Roscoe Arbuckle; Fotografía de Hitler observando un cuadro; Óleos pintados por Adolf Hitler; Fotografías del traslado de cuadro expoliados por los nazis a Alemania; Fotografía de Archivos de cuadros expoliados en Alemania; Fotografía de Alfred Rosenberg; Fotografía de militares americanos recuperando cuadros expoliados en cuevas bajo tierra; Fotografía de los condenados nazis en Nuremberg; Fotografía del cadáver ejecutado de Rosenberg, 1946; Fotografía del sargento John C. Woods, con la soga de su trabajo; Fotografía de 1921 de Edouard Rothschild (1868-1949), millonario francés de origen judío.)

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